LOS
MIEDOS
Desde niños tenemos miedos
que nos agobian y hasta nos alejan del mundo real en el que vivimos. Somos tan
temerosos, temor de la oscuridad, de la máscara de aquel payaso de la fiesta
infantil, miedo al “Coco”, a no sentir la mano de mamá. Jamás no gustó que
cerraran la puerta de la habitación o del baño. Como olvidar aquel desván que ocultaba objetos viejos, o la voz de susto ocasionada por nuestro
hermano mayor. Miedo de llegar a casa y mostrar las últimas calificaciones del
colegio. Los miedos de nuestra niñez fueron extremos. Los adultos en ocasiones
nos generaron duda. Ahora que somos uno de ellos, el temor se ve manifestado a
través de gritos, llanto, y la toma de decisiones importantes para la vida.
Nos da turbación expresar lo que sentimos, el sólo imaginar perder
un amor nos llena de angustia, no alcanzar éxitos y sobre todo cambiar la
historia de la existencia.
¡MIEDO!
Al abandono,
A necesitar al otro y no
encontrarlo,
A confrontarnos.
¡MIEDO!
A la infidelidad,
Al olvido,
Temor a ser remplazados,
A no ser amados.
¡MIEDO!
De hablar,
De callar,
De sentir,
De cambiar,
A estar solos,
De avanzar y cerrar capítulos
que no enriquecen nuestra vida.
¡TEMOR!
A fortalecernos y abandonar
aquel corazón débil, el cual es maltratado,
A llegar a lugares
desconocidos,
A leer el tiempo y mirar
hacia atrás viéndolo correr sin cesar,
A perder la libertad,
A extrañar y acostumbrarnos.
¡TEMOR!
A la vida,
A comenzar de nuevo.
