martes, 18 de diciembre de 2012


LOS MIEDOS

Desde niños tenemos miedos que nos agobian y hasta nos alejan del mundo real en el que vivimos. Somos tan temerosos, temor de la oscuridad, de la máscara de aquel payaso de la fiesta infantil, miedo al “Coco”, a no sentir la mano de mamá. Jamás no gustó que cerraran la puerta de la habitación o del baño. Como olvidar  aquel desván  que ocultaba objetos viejos,  o la voz de susto ocasionada por nuestro hermano mayor. Miedo de llegar a casa y mostrar las últimas calificaciones del colegio. Los miedos de nuestra niñez fueron extremos. Los adultos en ocasiones nos generaron duda. Ahora que somos uno de ellos, el temor se ve manifestado a través de gritos, llanto, y la toma de decisiones importantes para la vida.
Nos da turbación  expresar lo que sentimos, el sólo imaginar perder un amor nos llena de angustia, no alcanzar éxitos y sobre todo cambiar la historia de la existencia.
¡MIEDO!
Al abandono,
A necesitar al otro y no encontrarlo,
A confrontarnos.

¡MIEDO!

A la infidelidad,

Al olvido,

Temor a ser remplazados,

A no ser amados.

¡MIEDO!

De hablar,

De callar,

De sentir,

De cambiar,

A estar solos,

De avanzar y cerrar capítulos que no enriquecen nuestra vida.

¡TEMOR!

A fortalecernos y abandonar aquel corazón débil, el cual es maltratado,

A llegar a lugares desconocidos,

A leer el tiempo y mirar hacia atrás  viéndolo correr sin cesar,

A perder la libertad,

A extrañar y acostumbrarnos.

¡TEMOR!

A la vida,

A comenzar de nuevo.

 

 

 

 

 

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