viernes, 29 de octubre de 2010

LA FAMILIA

Todos los seres humanos vienen  a este mundo de una manera inexplicable. El sólo hecho de pensar la forma como es concebida una persona en el vientre de una mujer que luego es llamada madre,  el proceso de acercamiento y de importancia que se le da a esa relación, hace  ver que existe un lazo de cercanía el cual no tiene una explicación determinada.
A pasos agigantados se genera un crecimiento tanto del  cuerpo como de la mente, ese pequeño que era llevado en los brazos y puesto al  pecho de la madre se hace un infante, un adolescente, un joven y un adulto que también forjará su vida a la formación de otros pequeños.
Ese hombre trabajador que lucha incansablemente porque a sus hijos y a su esposa no les falte nada.  Es un motor de proyecciones, de sueños, de metas y de reglas claras para la convivencia. Sencillamente es llamado Padre,  papá o papi. Palabra tierna, natural y sobre todo comprometedora. Su significado se ve reflejado en las palabras con autoridad y cariño que expresa, en las horas que acompañó a mamá al hospital cuando su hijo (a) se encuentra enfermo(a). Los días que al estar sin trabajo le tocó dedicarse a laborar en lo que menos sabía hacer o en un lugar donde el trato no era nada agradable.  El que fue capaz de amar sin cansancio a mamá y de corregir a sus pequeños con toda la pasión. Ese hombre extraordinario lo necesitan todos los seres humanos, es la imagen de fortaleza, lucha y compañía constante.
Mamá y papá, los dos se unieron para darte la vida.  Ellos son el soplo  de Dios, son los seres que te llevaron en sus brazos y lloraron muchas veces juntos, te contaron una historia de cuna, discutieron,  se desesperaron porque uno u otro no estaba de acuerdo respecto a una determinación que se tomó contigo.
Algunas veces ellos se alejan y discuten de forma ruda, deciden no continuar juntos o de verdad jamás vuelven a compartir en la misma casa, lo mejor es que nunca en la vida  dejan de ser tu padre y tu madre. Siguen hablando para que a ti no te falte nada,  para que jamás te sientas desolado.
Los otros chicos o chicas que corren por la casa pelean contigo, sientes celos, lloras cuando ellos te ofenden o te golpean. Lo mejor es que cuando observas que están en peligro sacas las fuerzas y los defiendes cómo un león furioso. Sí, son tus hermanos, los que amparas, por los que no te importaría dar la vida, con los que discutes pero al final se te olvida y terminas hablándoles  cómo si nada hubiera pasado.
Cada uno de los seres estupendos forman lo que llamamos familia, el núcleo que proporciona vida, estabilidad, seguridad, personalidad, sociedad,sobre todo está hecha para llenarte de principios que nunca se borrarán de tu existencia.  Son los que te enseñaron a no mentir, a quererte mucho cómo ser humano, a descubrir el valor de una familia.
Papá, mamá y hermanos, los que nunca te dejan, aquellos que aunque el mundo se acabe y todo parezca estar en oscuridad se unen para darte la luz, para que no estes en tinieblas. Jamás se les debe fallar, siempre deben ser los seres más  importantes y no preferir los que encontraste muy lejos de tu casa, muy lejos de tu bella familia.

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