Quiero caminar por los valles cálidos, llenos de primavera y hermosas flores de diversos colores las cuales adornan cada pedacito de tierra. Estoy segura que no es un sueño, aun existen lugares con un perfume delicado, puro y sin olores que contaminan cada espacio creado para ser disfrutado con todos los tuyos.
Me encantaría visitar los grandes mares, lagos y ríos los cuales se hacen sitios chicos para la vida de los peces, los lindos delfines o las bellas sirenas que se mueven por cada gota de agua que es habitad y vida a la vez.
Imagino escalando las grandes e infinitas montañas desde donde se logra contemplar las lejanas sierras y los pueblos olvidados, los relieves que se hacen cercanos, que con solo cerrar tus ojos crees tocarlos con la yema de los dedos.
Ansío respirar un nuevo aire y gozar de ambientes que permitan que cada segundo de vida se alargue por siglos, donde pueda caminar por senderos de vientos profundos y escuchar el canto de los pájaros, los cuales recuerdan lo que conocemos como libertad.
La naturaleza es símbolo de evasión, de arte y de vitalidad, es hecha para lo que Dios llamó hombre, solo él tiene la llave de sus existencia o el arma de su exterminio.
Espero que los niños que a un no conocen este magnifico hogar puedan recibirlo en sus manos como aquel espacio amado aprovechado y cuidado por cada uno de nosotros.
Ellos vienen a este mundo sin saber lo que significa talar un árbol, derramar aceite en los mares, ir de paseo y dejar la basura tirada, permitir que por horas el agua sea desperdiciada, la tortura y muerte de los animales, la inversión en grandes fábricas y empresas donde se gana mucho pero se matan a causa de la contaminación.
La pachamama es la esplendida pero maltratada tierra, en donde tu y yo somos los dueños de ella. Sólo es necesario Valorar cada vida que de ella brota, contemplar su grandeza, cuidar y amar todos sus seres vivos y aquellos que no tienen vida pero que la adornan como la reina, sembrar la mas liviana y fresca semilla para que luego se convierta en el frondoso árbol del bosque. Bañarnos con el agua cristalina permitiendo que recorra nuestro cuerpo y que vuelva a purificarse, jamás dejar de respetarla y cuidarla como nuestra maravillosa madre, muy seguramente la madre tierra es Dios mismo.
Deseo lanzar hoy un grito desesperado ¡no mas!, es hora de valorar la majestuosidad de la naturaleza. Tengo miedo de morir por la sed cuando ya mis labios no puedan probar un trago de agua, o por la perdida de mis sentidos gracias al horror del bullicio exhaustivo. No quiero ver como las personas se consumen y los niños pierden su alegría por el acabado y abandonado mundo.
Unamos nuestras manos y abracemos la vida, la más sagrada de las madres, el más lindo de los regalos: “tu naturaleza, mi naturaleza, nuestra naturaleza”.

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